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miércoles, 27 de enero de 2010

ISRAEL, ESE PEQUEÑO TROZO DEL MUNDO...



Hoy, como es el dia de conmemoracion del Holocausto y como ya hay bastantes conciudadanos mios que se dedican a demonizar todo lo posible a los judios e Israel con la mascara del "antisionismo", he traducido un articulo de David Brooks que lei en el New York Times. Este articulo da una vision diferente y, en cierta medida optimista, de la imagen de Israel y la cultura judia si la comparamos con lo que suelen publicar la mayoria de los medios de comunicacion de mi pais.
Aqui teneis un extracto de dicho articulo:


Los judios son ese grupo de personas que forman un 0,2 por ciento de la población mundial, pero tambien el 54 por ciento de los campeones del mundo de ajedrez, el 27 por ciento de los laureados con el Nobel de Física y el 31 por ciento de los laureados con el de Medicina.

Los Judios son un 2 por ciento de la población de EE.UU., pero tambien el 21 por ciento de los equipos estudiantiles de la Ivy League, el 26 por ciento de los homenajeados del Kennedy Center, el 37 por ciento de los directores premiados por la Academy Award, el 38 por ciento en una lista reciente del Business Week de los principales filántropos, el 51 por ciento de los ganadores del Premio Pulitzer de no ficción.

En su libro, "La Edad de Oro de los judíos", Steven L. Pease enumera algunas de las razones del por que de este registro de logros. La fe judía alienta la creencia en el progreso y la responsabilidad personal. Es basada en el aprendizaje, no en el rito.

La mayoría de Judios se vieron obligados a abandonar la agricultura en la Edad Media, sus descendientes han estado viviendo fuera de sus lugares de origen, y esos lugares donde han emigrado, se han visto beneficiados por su ambicion, empuje y creatividad.

No hay una única explicación que pueda dar cuenta del por que de este historial de logros judíos. Desde la diaspora israeli, en lugar de la investigación y el comercio, los israelíes se vieron obligados a dedicar sus energías a la lucha y la política.

Milton Friedman decía en broma que Israel refutó todos los estereotipos judíos. La gente solía pensar que los Judios eran buenos cocineros, buenos gestores económicos y malos soldados, Israel demostró que estaban equivocados.

Pero eso ha cambiado. Las reformas económicas de Benjamin Netanyahu, la llegada de un millón de inmigrantes de Rusia y el estancamiento del proceso de paz han producido un cambio histórico. Los israelíes han enfocado todo su ingenio a la tecnología y el comercio, no a la política. Esto ha tenido un efecto tonificante en su economía.

Tel Aviv se ha convertido en uno de los más importantes centros del mundo empresarial. Israel tiene la más alta tecnología de reciente creación per cápita que cualquier otra nación en la tierra, por el momento. Es el líder mundial en investigación civil y en gastos de desarrollo per cápita. Ocupa el segundo lugar detrás de los EEUU en el número de empresas que cotizan en el Nasdaq. Israel, con siete millones de personas, atrae el mismo capital de riesgo que Francia y Alemania juntas.

Debido a la fortaleza de la economía, Israel ha resistido a la recesión mundial razonablemente bien. El gobierno no tuvo que rescatar a sus bancos a corto plazo. En cambio, utilizó la crisis para consolidar el futuro a largo plazo de la economía mediante la inversión en investigación y desarrollo e infraestructura y el aumento de algunos impuestos al consumo, con la promesa de reducir otros impuestos en el mediano y largo plazo.

El éxito tecnológico de Israel es el fruto del sueño sionista. El país no fue fundado para que los colonos pudieran asentarse entre los miles de palestinos furiosos de Hebrón. Se fundó para que los Judios tuvieran un lugar seguro para reunirse y crear cosas utiles para el resto del mundo.

Este cambio en la identidad israelí tiene implicaciones a largo plazo. Netanyahu predica el punto de vista optimista: que Israel se convertirá en el Hong Kong de Medio Oriente, dando a su vez beneficios económicos a sus vecinos del mundo árabe. Y, de hecho, hay evidencias para respaldar este punto de vista en lugares como la Ribera Occidental y Jordania.

Pero es más probable que el salto económico de Israel hacia adelante ampliará la brecha entre él y sus vecinos. Todos los países de la región hablan de fomentar la innovación. Algunos estados petroleros ricos gastan miles de millones tratando de construir centros cienctificos. Sin embargo, lugares como Silicon Valley y Tel Aviv son creados por una confluencia de fuerzas culturales, no por dinero. Las naciones vecinas no tienen la tradición de intercambio intelectual y creatividad técnica.

Por ejemplo, entre 1980 y 2000, los egipcios han registrado 77 patentes, EE.UU. 171, y los Israelies 7.652!

El auge de la tecnología también crea una nueva vulnerabilidad. Para destruir la economía de Israel, Irán no tiene que lanzar un arma nuclear en el país. Apenas tiene que fomentar la inestabilidad suficiente como para que los empresarios decidan que es mejor ir a Palo Alto, donde muchos de ellos ya cuentan con contactos y hogares en caso de que las cosas se pusieron mal.